Chava. Has muerto. 15 de marzo de 2020.
Tu muerte causa resurrecciones en mi memoria.
En vísperas de navidad, y en vísperas de año nuevo nos reuníamos en casa de Gustavo Arellano (otro bohemio desenfrenado), aparte de él mismo, mi hermano Juan Riquelme, con sus simpáticos textos; Arana, a quien tú mismo Chava Peláez le escribió una canción satírica con la música de Che Araña, con perdón de Cri Cri; el gordo Valencia, quien nomás porque era de nuestra época, si no, hubiera pensado la gente que se había escapado de una película muda de “El Gordo y el Flaco”; Rafael Castillo; el flaco Rodrigo Robinson, eterno boy scout; Jorge Vera, que no llevaba ni escrito, ni cantado, ni actuado, pero si una hermosa charolota de garnachas, o tortas, o cualquier otro elemento para matar el hambre; el chaparrito y cuadrado Arango; Servando, dueño de una voz fuerte, penetrante, bien timbrada, declamando a la antigüita, y a quien nada más le faltaba ponerse una mano en la frente y la otra levantada hacia el cielo y ponerse a llorar (qué aburrimiento), y otros varios más, y tú, Salvador Peláez, Chava; y yo, Rafael, con la consigna de llevar cada quien, si quería, algo escrito o memorizado, o actuado, pero siempre tendencioso y picaresco contra alguno o algunos de la palomilla que ahí nos reuníamos a cantar, declamar, actuar, y reír, reír, reír, reír, y libar, libar, libar, libar hasta el límite de cada quién.
Al piano Chava Peláez, tú, y Gustavo Arellano.
Pobre piano. Entre más copas libaban los pianistas, más afónico se ponía el instrumento, razón por lo cual le daban duro y duro, casi martillazos, y las voces se hacían más destempladas, pero las risas y los efectos del alcohol servían de afinador, y entonces lo que se cantara, aunque fueran rebuznos, sonaban a Caruso, a Plácido Domingo, a Pavarotti…
Y así puedo seguir narrando las anécdotas que vivimos en palomilla, pero me contengo para otra ocasión porque hoy, 15 de marzo del año del señor, 2020, has muerto, y tu espíritu tiene infinita necesidad de ir a juguetear con las estrellas.
Buen viaje, amigo mío.
GRACIAS POR LEER MI BLOG.
¿Gustas dejarme algún comentario?
No tienes idea de lo mucho que me alenarían tus letras. Gracias.
Deja un comentario