Adivinación – Susana Maria
¿SE PUEDE ADIVINAR EL FUTURO?
¿QUÉ TAN CIERTOS SON LOS AUGURIOS?
¿PODÍAN LOS SACERDOTES, PROFETAS, ASTRÓLOGOS Y MAGOS PREDECIR EL FUTURO?
¿LOS SUEÑOS SON “IMÁGENES” DEL PORVENIR?
Muchos fueron los que en el inicio de los tiempos se sintieron “elegidos” para predecir el futuro. El Hombre, por su natural temor a la muerte y a lo desconocido, o por su justo enhelo de lograr la felicidad, ha recurrido a la astrología y a muchos otros medios que le permitan sondear su destino. Así surgieron los hechiceros, magos, astrólogos, sacerdotes, profetas, pitonisas y los oráculos.
En Caldea, Asiria, Palestina y Egipto, gozaron de todo crédito las predicciones que la casta sacerdotal hacía a todo aquel que iba a que le predijeran su futuro.
Mucho tiempo después, en Grecia, los Oráculos eran los encargados de transmitir los mensajes de los dioses, que aceptaban con ciega credulidad, desde los reyes y príncipes reinantes, hasta el más humilde de los habitantes..
Muy pronto, estos Oráculos, organizados en lugares estratégicos y cargados de tradición se distinguieron por el modo en que se evidenciaba el mandato divino que podía conocerse por la palabra, por medio de signos, por los sueños, y a veces utilizando a los muertos.
De entre todos los Oráculos de la antigua Grecia, el más famoso fue el de Delfos, al pie del Monte Parnaso: centro religioso considerado como “el eje del mundo geográfico” de entonces.
En sus inicios, el Oráculo de Delfos era el medio por el cual el dios vidente Apolo, vaticinaba, valiéndose de una doncella que en estado de trance soñoliento, profería ininteligibles palabras que luego los sacerdotes trataban de desentrañar. A estas vírgenes doncellas llamadas Pitia, o Pitonisa “se les veía sentarse en un trípode de madera revestida de oro, y sobre una grieta que despedía misteriosos gases”, según asientan algunos investigadores y cronistas.
Así, el arte de la adivinación vino a constituírse en una fuerza gigantesca, controlada por la casta sacerdotal, y con timbres de misterioso rito religioso. Religión basada en la superstición, pero que sin embargo demostró en su tiempo su poderosa utilidad y noble misión de mantener agrupados y unidos por una fe inquebrantable a todos los griegos, en los momentos cruciales de su acaecer histórico, como cuando el país sufrió la invasión de las tropas de Jerjes, durante la Segunda Guerra Médica.
En la Roma de Julio César, el arte de la adivinación estaba a cargo del Colegio de los Arúspices, fundado por Rómulo o Numa, contando en un principio con tres miembros, cifra que posteriormente llegó a 17, de los cuales Julio César y Domiciano tomaban parte.
Por cierto que el dia en que Julio César fue asesinado, declararon las Arúspices no haber encontrado el corazón en los dos bueyes que habían inmolado.
En el arte de la adivinación, los arúspices se valían de la observación en la flor de la harina (que es una harina mucho más fina que la normal), el humo del incienso, el vino y el agua, así como en las vísceras de los animales que sacrificaban.
Los profetas del Cristianismo, aún antes de Cristo y después de Él, obedecían las voces de la Divinidad o “veían” en sueños lo que habrían de profetizar. Tal es el caso de José, el patriarca hebreo, hijo de Jacob y de Raquel quien, por ser el preferido de su padre, fue vendido como esclavo al Faraón de Egipto.
Al pasar el tiempo, el monarca egipcio soñó en las riberas del Nilo “siete vacas gordas y siete vacas flacas” y a la noche siguiente “siete espigas gordas y siete flacas”, o sea sin un solo grano de trigo. Intrigado, el rey convocó a sus magos y sabios a que le explicaran el simbolismo de esos sueños, y José fue quien interpretó o “adivinó” siete años de abundancia seguidos de otros siete años de escasez, lo cual se cumplió al pie de la letra.
Lo anterior ilustraría el posible hecho de que los sueños pueden a veces ser imágenes de lo que podría suceder en el futuro.
Muchos incrédulos niegan y otros aceptan el hecho de que algunos seres estén dotados de facultades adivinatorias (asunto que queda a particular criterio). Sin embargo, no son pocas las personas que acuden diariamente en busca de quien pueda augurarles lo que le sucederá en un futuro no muy lejano.
Debemos tener en cuenta que, aunque muchos de estos “adivinos” toman su papel muy en serio, existen también otros “vivales” que lo único que toman en serio es la forma de cómo sacarle “jugo” al dinero que extraen de los bolsillos de quienes los consultan. ¡Cuidado!
Yo puedo vaticinar que, si llegaste hasta acá leyendo el texto, es porque te interesó. ¿Me equivoqué?
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