Logran medir a qué velocidad se mueve la muerte – Quo
POEMA LUCTUOSO, ESCRITO POR MI, rafael riquelme nesme, A LA MEMORIA DE MI PADRE, RAFAEL RIQUELME ARELLANO, COMO ORACIÓN FÚNEBRE, EL MISMO DÍA DE SU FALLECIMIENTO.
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De pronto el aire se volvió de piedra.
Murió mi padre.
Murió de viejo.
Murió de muerte.
De esa misma desdichada muerte
que trajo a cuestas desde que era un niño.
Mi padre se convirtió en estrella
para que al ver su rayo de luz acidulado
supiera con exactitud el sitio
en donde él se encuentra.
Mi padre jugaba con el tiempo,
antiguo compañero que le regaló los astros
para que se hiciera un infinito reloj de arena.
Mi padre era tan sólo una arenilla:
tanto se agigantó con su propia muerte
que el cosmos es ahora un polvo entre sus dedos.
Mi padre, en el polvo sideral del universo,
sigue siendo un niño
que juega con su propia muerte.
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