Bach is Back a 270 años de su fallecimiento. – Update México
COPIO A LA LUZ DE LA LUNA UN GRUESO LIBRO DE MÚSICA
FUÉ EL MÁS GRANDE GENIO MUSICAL DE LA HUMANIDAD
PERDIÓ LA VISTA POR ESCRIBIR SUS OBRAS
El 21 de marzo, precisamente con la entrada de la primavera del año 1685, nació en Alemania el más grande genio de la música: Juan Sebastián Bach.
El talento que tuvo para la música, era compartido por todos los miembros de su familia, los cuales acostumbraban a reunirse para crear música e intercambiar impresiones acerca de sus propias composiciones.
A la edad de 10 años, Juan Sebastián Bach quedó huérfano de padre y madre, y pasó a vivir con su hermano mayor, el cual le enseñó a tocar el clavecín.
Aunque ya para aquel entonces, Bach daba muestras de genialidad, al tocar el violín.
Se cuenta que su hermano tenía un hermoso y grueso volumen de música de célebres compositores, y Juan Sebastián quería estudiarlo a toda costa; pero el hermano, envidioso tal vez del genio del pequeño, lo guardó celosamente en un armario.
De alguna forma logró el inquieto Juan Sebastián hacerse del grueso libro, y por la noche, a la luz de la pálida luna, lo copió íntegramente… Fue un trabajo árduo y pesado que llevó a cabo durante seis largos meses.
Por desgracia, cuando hubo terminado de copiarlo, fue descubierto por el hermano envidioso, y se lo expropió, haciendo acopio de una crueldad manifiesta.
A la edad de 15 años, Bach consigue una plaza entre los cantores de la iglesia de Lüneburg, donde pudo conocer las más grandes obras musicales de su tiempo. Fue tal su entereza, que cuando tenía 18 años recibió el nombramiento de organista, labor en la que trabajó sin darse tregua para otros menesteres.
Este empleo, y su gran pasión por aprender cada vez más acerca de la música, lo convierte en 1708, a la edad de 23 años, en un virtuoso del difícil arte de tocar el órgano, coincidiendo con su traslado a la ciudad de Weimar, donde escribe sus mejores composiciones para este instrumento.
Ya para 1717, era tal su fama que el joven soberano de aquel país lo nombró Maestro de Capilla, y era tal la admiración que sentía por el músico que, cuando el príncipe tenía que viajar, iba acompañado por el genio de la música, Juan Sebastián Bach.
Poco tiempo después muere su primera mujer, la cual le dio ocho hijos, de los cuales sólo dos varones lograron sobrevivir.
Muy drásticos fueron los golpes que la vida le dio al célebre compositor, y esos fueron, tal vez, los que templaron la sonoridad de su alma poética.
Tiempo después recibió el cargo de cantor y organista de Leipzig, donde debían transcurrir sus últimos años. Fue ahí donde escribió dos de sus más esplendorosas obras: sus Pasiones según San Mateo y Según San Juan, así como un número de Cantatas y su Gran Misa en Si Menor.
En el año de 1747, cuando ya el compositor tenía 62 años, fue invitado por Federico el Grande, a Berlín, pues deseaba conocerlo personalmente, y lo recibió en su palacio con todos los honores que se deben a todo un personaje de la talla de Juan Sebastián Bach.
Así, nuestro personaje genial, dio muestras de su talento, al improvisar sobre temas obligados, de una forma magistral, dejando maravillados a quienes tuvieron el honor de escucharle.
Vuelto nuevamente a Leipzig elaboró, sobre un tema dado por el mismo Emperador, una serie de difíciles composiciones que dedicó a Federico el Grande con el título de Ofrenda Musical.
Para entonces había contraído segundas nupcias, y de aquel matrimonio nacieron catorce hijos (y eso que la música no le dejaba mucho tiempo libre) de los cuales, como negro designio, le sobrevivieron, igual que en el anterior, sólo 2 varones.
La genialidad de Bach era elevadísima, casi inalcanzable, pero ya para entonces comenzó a sufrir unas terribles molestias en los ojos, debilitados ya desde los tiempos en que copió aquel gran libro de música, cuyo trabajo le resultó infructuoso. Agreguemos toda la música que escribió durante su larga vida, y que transcribió, y que no era sólo suya, sino también ajena.
Todo eso, aunado a que además la grababa sobre planchas de cobre, fue poco a poco terminando la luz de sus ojos hasta quedar completamente ciego.
Se intentó una intervención quirúrgica, pero todo resultó en vano.
Y el 28 de julio de 1750, cuando el genio tenía 65 años de edad, de pronto recobró la vista perdida, iluminando sus esperanzas; pero pocas horas después de esta divina gracia, murió el más grande compositor de todos los tiempos, el más excelso músico que haya dado la humanidad: Juan Sebastián Bach.
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